🪐 Genética vs estilo de vida, defensa planetaria y más
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🌱 Medio ambiente | 📡 Tecnología | 💊 Salud y medicina | 👫 Sociedad
Por Arce Domingo e Irene Martínez-Morata
💊 Dime a qué estás expuesto y te diré cuánto vas a vivir
Las claves
Los factores ambientales y el estilo de vida superan con creces a la genética como predictores de la longevidad, según un nuevo estudio publicado en la revista Nature.
Tras analizar datos de casi 500.000 participantes, los investigadores de la Universidad de Oxford encontraron que el estilo de vida y las exposiciones ambientales son unas 10 veces más determinantes que la genética.
Aunque el medio ambiente domina el riesgo de padecer las enfermedades más comunes como aquellas del corazón, pulmones e hígado, los investigadores hallaron varias excepciones en las que la genética fue más determinante, como el Alzheimer y el cáncer de mama.
El estudio muestra la importancia del estilo de vida para modificar el riesgo de enfermedades, ya que muchas de estas exposiciones pueden ser modificadas por los individuos o mediante políticas de mejora de las condiciones socioeconómicas, reducción del tabaquismo y de la exposición a contaminantes, o fomento de la actividad física.
¿Qué factores de estilo de vida importan?
Los científicos analizaron 164 factores ambientales y de estilo de vida, incluyendo dieta, exposición a contaminantes, actividad física, factores socioeconómicos e incluso de personalidad, entre otros.
Fumar, vivir en una vivienda de alquiler (en comparación con vivienda en propiedad) y el índice de privación de Townsend (un índice de privación material que se calcula para distintas áreas usando datos de las características de los hogares) mostraron la asociación más fuerte con el riesgo de mortalidad.
Vivir en pareja (en comparación con vivir solo o con otras personas), un mayor número de vehículos en el hogar, tener un empleo y mayores ingresos se asociaron de forma más significativa con una disminución del riesgo de mortalidad.
💡¿Sabías qué?
Una de las métricas que utilizó el estudio es una nueva medida del envejecimiento basada en los niveles de cientos de proteínas en las muestras de sangre de los participantes. Esta medida, llamada “reloj proteómico”, se suma a los distintos relojes biológicos basados en marcadores de expresión génica y marcas del genoma, como los “relojes epigenéticos”. Estos relojes son cada vez más utilizados y son capaces de evaluar la edad biológica de los individuos con respecto a su edad cronológica en función del envejecimiento de sus células. Incluso el billonario Bryan Johnson, con su proyecto Blueprint del que os hablamos en este post, ha utilizado estos relojes para tratar de cuantificar cuánto es capaz de rejuvenecer biológicamente.
👫 El origen de los grupos sanguíneos
Fuente: La Razón
Las claves
Los grupos sanguíneos humanos no solo son importantes para la compatibilidad de las transfusiones de sangre, sino que han evolucionado como una respuesta adaptativa a distintas enfermedades a lo largo de la historia.
Se conocen 47 grupos sanguíneos humanos, pero su origen y evolución aún no están claros. Los principales grupos son A, B, O, y AB.
Un reciente estudio ha analizado el ADN de 22 Homo sapiens (46.000-16.500 años), 14 neandertales (120.000-40.000 años) y un individuo de 98.000 años con mezcla neandertal-denisovana, arrojando nueva información sobre el origen de los grupos sanguíneos de los humanos actuales.
Investigar cómo nuestros antepasados desarrollaron ciertos tipos sanguíneos puede ayudar a comprender mejor cómo la evolución moldeó nuestra inmunidad, y permite explorar qué enfermedades pudieron haber influido en la supervivencia de ciertas poblaciones humanas.
Este estudio podría ayudar a comprender mejor la compatibilidad sanguínea en transfusiones y embarazos, por qué ciertos grupos son más resistentes a enfermedades como la malaria o el cólera y el origen de enfermedades como la talasemia.
Neandertales vs. Homo Sapiens
Los neandertales mostraron estabilidad genética en sus grupos sanguíneos durante al menos 80.000 años.
Sin embargo, a medida que los Homo Sapiens migraron fuera de África entre hace 70.000 y 45.000 años y se extendieron por Eurasia, surgieron nuevas variantes genéticas que determinaban los grupos sanguíneos.
Algunas variantes sanguíneas se perdieron con el tiempo, mientras que otras, heredadas de los neandertales, permanecen en ciertas poblaciones hoy en día.
El estudio ha permitido, además, identificar que los Homo Sapiens se instalaron en las montañas de Zagros, Irán, durante unos 15.000 años antes de continuar su migración hacia Eurasia.
💡¿Sabías qué?
Las personas con sangre tipo O son menos propensas a sufrir complicaciones graves por malaria, ya que el parásito Plasmodium falciparum, causante de la enfermedad, tiene más dificultades para adherirse a sus glóbulos rojos (las células de la sangre encargadas de transportar oxígeno). Por eso, en regiones con alta incidencia de malaria, como África, este grupo sanguíneo es más común debido a la selección natural.
🌱 El hormigón, un problema ambiental poco conocido
Las claves
El hormigón es el segundo material más utilizado a nivel mundial después del agua, con un uso anual de 30 mil millones de toneladas.
Su producción es altamente contaminante, ya que el cemento—su principal componente—es responsable de más del 7% de las emisiones globales de CO₂.
Además, la extracción masiva de materiales como arena, grava y piedra caliza genera problemas ambientales como pérdida de hábitats, erosión del suelo y contaminación.
La Cement and Concrete Breakthrough Initiative, lanzada en 2023 durante la cumbre climática de la ONU en Dubai, plantea reducir las emisiones de la producción de cemento en un 20% para 2030.
Desafíos y soluciones
Uno de los principales desafíos en la fabricación es que el proceso implica calentar piedra caliza y arcilla a 1.500 °C, lo que libera grandes cantidades de CO₂.
Usar menos cemento en la mezcla de hormigón puede reducir su impacto ambiental. Investigaciones recientes han demostrado que la proporción de cemento en el hormigón puede reducirse desde el 30% actual hasta un 18-20%, manteniendo el mismo desempeño estructural.
El clínker, el componente más contaminante del cemento, puede sustituirse sin comprometer la calidad. La tecnología de cemento de arcilla calcinada permite reemplazar hasta el 50% del clínker, reduciendo las emisiones de CO₂ en 40% sin perder resistencia ni durabilidad. Empresas como Holcim y Heidelberg Materials ya lo han implementado.
Sin embargo, los estándares actuales en Europa y China solo permiten reemplazar hasta el 20% del clínker. Por tanto, un cambio en las políticas también es fundamental para la adopción de alternativas más sostenibles.
Hormigón como sumidero de CO₂
Cambiando su proceso de fabricación, el hormigón puede absorber CO₂ de la atmósfera en distintas etapas, actuando como un sumidero de carbono.
Por ejemplo, la empresa CarbonCure ha logrado implementar una técnica de mineralización de carbono mediante la que inyecta CO₂ en la mezcla que se utiliza para fabricar hormigón. Este reacciona con el cemento y lo mineraliza, pasando el CO₂ a estar permanentemente almacenado en el hormigón.
Materiales como el biochar, que ha sido reconocido por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático por sus propiedades para eliminar CO₂ de la atmósfera, también pueden aumentar la capacidad de absorber CO₂ mediante el proceso de fabricación de hormigón.
💡¿Sabías qué?
La gran muralla China es una de las primeras estructuras conocidas que utilizó un tipo de cemento natural. Se cree que los constructores usaron una mezcla de cal y arroz pegajoso para mejorar la resistencia de los ladrillos. Este innovador material permitió que las estructuras resistieran el paso del tiempo y los terremotos. Los científicos han encontrado que esta mezcla mejora la cohesión entre los ladrillos, lo que contribuyó a la resistencia del muro.
📡 ¿Chocará un asteroide contra la Tierra?
Fuente: LT La Tercera
Las claves
En diciembre de 2024, el asteroide YR4, que mide entre 40 y 90 metros de diámetro, fue descubierto por el telescopio ATLAS de la NASA, localizado en Chile.
El asteroide provocó una alarma mundial después de que a NASA reportara una probabilidad del 3.1% de colisión con la Tierra en 2032 (la mayor amenaza de colisión de un asteroide de esta magnitud jamás detectada).
Un choque del asteroide con la superficie terrestre podría equivaler a una explosión de hasta 500 bombas nucleares como la de Hiroshima. Sus dimensiones no son suficientes para causar una catástrofe global generalizada, pero sí podría destruir ciudades enteras.
Sin embargo, los últimos cálculos indican que la probabilidad de colisión ha disminuido a 0.001%, pasando a nivel de riesgo 0 en la escala de Turín, que mide el nivel de peligro de estos cuerpos para la Tierra en una escala del 0 al 10.
Los investigadores seguirán monitorizando la trayectoria de YR4 hasta que, en abril, su órbita lo sitúe fuera del alcance de los telescopios terrestres hasta 2028.
Protocolo internacional para defensa planetaria
La colisión de este asteroide parece ahora muy improbable, pero los científicos y organismos internacionales se preparan para mitigar riesgos de futuras amenazas.
El YR4 ha dado a los investigadores la primera oportunidad de poner a prueba un protocolo internacional para responder a tales peligros.
Si el riesgo no fuese menor que 1% para el momento en que el asteroide desapareciera de nuestra vista debido a su trayectoria, los miembros del Grupo Asesor para la Planificación de Misiones Espaciales, que incluye a miembros de 19 agencias espaciales mundiales, empezarían a elaborar posibles respuestas.
Su objetivo final sería hacer recomendaciones a los líderes mundiales. Un asteroide del tamaño del YR4 que se acerque a la Tierra podría ser objeto de una misión del tipo Double Asteroid Redirection Test (DART), que consistiría en lanzar naves espaciales contra el asteroide para desviarlo de su trayectoria, algo que ya logró con éxito la NASA en 2022.
Por su parte, China ya ha comenzado a reclutar jóvenes especializados en ingeniería aeroespacial, detección de asteroides y cooperación internacional para la creación de una fuerza de defensa planetaria.
💡¿Sabías qué?
El primer protocolo internacional fue puesto en marcha después de que un meteorito de 20 metros golpeara la Tierra en 2013 sin previo aviso, destrozando la ciudad rusa de Cheliábinsk. La roca, que se trata del mayor asteroide que ha golpeado la Tierra en más de un siglo, explotó en la atmósfera a una altitud de 30 km, liberando alrededor de medio megatón de energía (equivalente a 35 bombas del tamaño de Hiroshima). Dos minutos más tarde, la onda expansiva alcanzó el suelo y dañó miles de edificios. Afortunadamente, no hubo fallecidos, aunque sí unos 1.500 heridos debido a los fragmentos de vidrio que salieron disparados de los edificios impactados.
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